Cada Día un Poco Más
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Leo toma el objeto brillante del suelo. Es una llave. Él corre un poco y grita: “¡Oye! ¡Tu llave!”. La mujer se detiene y lo mira. Leo le da la llave. Ella sonríe y dice: “Gracias. Me llamo Ana”. Leo responde: “Yo soy Leo”. Ana mira las zapatillas de Leo. “El maratón es difícil”, dice ella. “Necesitas paciencia. Entrena cada día, pero solo un poco más que el día anterior”.

Ahora, Leo corre todas las mañanas. A veces hace frío y Leo está cansado, pero no se detiene. Un día corre cinco minutos. El próximo día, corre siete minutos. Lentamente, su cuerpo está más fuerte.

Una mañana, después de correr, Leo va a su banco favorito. Sobre el banco hay una botella de agua y una nota. La nota dice: “Para el futuro campeón”. ¿Quién escribe la nota?