Un Café con vistas: La vida en los Pueblos Blancos de Andalucía
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Clara es una viajera de Irlanda. El año pasado, ella decidió visitar el sur de España. Su primer destino fue un pequeño pueblo blanco en las montañas de Andalucía.

Cuando llegó, el sol brillaba mucho. Las casas del pueblo eran todas blancas y muy bonitas. En las ventanas y en los balcones, había muchas macetas con flores de colores vivos, especialmente geranios rojos. Las calles eran estrechas y de piedra. Caminar por allí era como viajar al pasado.

Clara exploró el pueblo por la mañana. Subió por una calle pequeña y encontró una plaza con una vista increíble. Desde allí, podía ver todo el valle verde. En la plaza había un pequeño café. Un hombre mayor, el dueño, estaba limpiando una mesa.

“Buenos días”, dijo Clara. “Buenos días. ¿Qué desea?”, respondió el hombre con una sonrisa. “Un café con leche, por favor”, pidió Clara.

Clara se sentó en una mesa afuera, en la terraza. El café llegó rápido. Estaba caliente y delicioso. Mientras bebía su café, Clara miraba el paisaje. El aire era fresco y solo escuchaba el sonido de los pájaros. Pensó que la vida en ese lugar era muy tranquila y diferente a la vida en la ciudad.

El dueño del café se llamaba Mateo. Él habló un poco con Clara. Le contó que su familia vivió en ese pueblo por más de cien años. Para Clara, fue una experiencia perfecta. Un simple café le enseñó mucho sobre la cultura y la vida tranquila de Andalucía.