¿Por qué el fantasma del Palacio de Linares solo pide un café? Un encuentro nocturno en Madrid
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Javier es un nuevo guardia de seguridad. Su primer trabajo es en un lugar muy famoso de Madrid: el Palacio de Linares. El palacio es muy grande y antiguo. Por la noche, está muy oscuro y silencioso.

Una noche, Javier camina por los largos pasillos. Todo está tranquilo. De repente, escucha un ruido suave. ¿Qué es eso? Parece una persona que llora. Javier es valiente y decide investigar. Camina lentamente hacia una sala de música. La puerta está un poco abierta.

Dentro de la sala, ve a una mujer sentada en una silla. Lleva un vestido muy antiguo y elegante. Su cara es muy triste. Javier mira con atención y ve que la mujer es transparente. ¡Es un fantasma! Javier tiene un poco de miedo, pero no grita.

El fantasma levanta la cabeza y mira a Javier. Su voz es muy suave. —Buenas noches —dice el fantasma—. Quiero un café, por favor. Solo un café con leche.

Javier está muy sorprendido. ¿Un fantasma quiere café? No sabe qué hacer. Él no tiene café. Solo mira al fantasma. El fantasma de la mujer, que se llama Raimunda, sonríe un poco y después desaparece.

Javier corre a la oficina de seguridad. Al día siguiente, cuenta la historia a su jefe. Su jefe ríe, pero también le dice: "La leyenda de Raimunda es muy famosa. Pero nunca escuché que quería un café".

Desde esa noche, Javier entiende que los fantasmas no siempre son malos. A veces, solo están tristes y quieren algo simple, como una taza de café caliente.